Con ocasión de la última crisis económica mundial se ha abierto un amplio debate nacional e internacional sobre las enormes debilidades del actual modelo de crecimiento. Según se ha evidenciado en los últimos años es insostenible seguir creciendo a costa del agotamiento de los recursos naturales, la sobreexplotación del planeta y a partir de un sistema de mercado cada vez más especulativo y menos productivo.
Como consecuencia de esa crítica realidad la conciencia pública global esta apelando a nuevos enfoques que conduzcan hacía una economía más sostenible basada en principios como: el respeto al medio ambiente, la implantación de energías renovables, la racionalización del gasto público, el I+D+I, la lucha contra la especulación, etc.
Resumiendo la opinión de algunos expertos, podemos entender que la economía sostenible es un patrón de crecimiento que concilia el desarrollo económico, social y ambiental en el marco de una economía productiva y competitiva, que favorezca: el empleo de calidad, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y que garantice el uso racional de los recursos naturales, de forma que permita satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.
Andalucía no ha sido ajena a estas convulsiones, como territorio fuertemente afectado por la citada crisis, por ello, hay que exigir a las fuerzas políticas, sociales y económicas un compromiso para introducir distintas reformas destinadas a reorientar el modelo productivo andaluz hacia una economía sostenible que garantice un crecimiento de calidad, respetuoso con las personas y con el medio ambiente en el que habitamos.
El deporte es un sector dinámico que evoluciona con rapidez, tiene un impacto macroeconómico, a veces infravalorado, y puede servir, además, como herramienta para el crecimiento local y regional, la regeneración urbana o el desarrollo rural. El deporte tiene sinergias con el turismo y puede estimular la mejora de las infraestructuras y el establecimiento de nuevos alianzas para financiar las instalaciones deportivas y de ocio.
Reconociendo esta realidad, el deporte andaluz debe de iniciar su propio camino para adoptar medidas que contribuyan a instaurar paulatinamente un modelo económico más sostenible.
El presente artículo de una serie de tres, quiere señalar de modo muy sintético cuales pueden ser algunas de esas medidas, considerando que las sugerencias que aquí se apuntan deben de ser desarrolladas posteriormente, con más rigor, para pasar a ser propuestas de actuación que sean tomadas en cuenta por las administraciones públicas andaluzas.
Ahorro y eficiencia energética. El ahorro y la eficiencia energética deben contribuir a la sostenibilidad propiciando la reducción de costes, reduciendo la dependencia energética y conservando los recursos naturales. En este sentido, es muy importante introducir criterios que favorezcan la reducción de la factura energética en las instalaciones deportivas. Para ello, es necesario incidir sobre el diseño y la construcción de equipamientos deportivos de modo que tanto las normativas públicas como las recomendaciones que se realizan desde la administración o desde los colectivos profesionales (colegios de arquitectos, ingenieros, etc.) incorporen medidas concretas tendentes a la optimización de los consumos de energía: orientación de los edificios, diseño de los lucernarios, utilización de materiales constructivos aislantes, selección adecuada de los combustibles y de los sistemas de cogeneración según los espacios deportivos, etc.
Promoción de las energías limpias, reducción de emisiones, eficaz tratamiento de residuos y racionalización del uso del agua. En este sentido, es necesario promover una contratación pública ecológica en el ámbito de la construcción de instalaciones deportivas, para ello, se puede incidir en la misma línea del punto anterior, es decir: relacionando el acceso a los planes de construcción de instalaciones deportivas con el cumplimiento de determinadas normas ecoeficientes fijadas previamente por la administración andaluza. No puede aplazarse más una intervención específica a favor de:
- la utilización de la energía solar y fotovoltaica
- extensión del uso de biocombustibles
- promoción de modelos de producción de energía de ciclo combinado.
El eficaz tratamiento de los residuos en las IIDD requiere de una serie de recomendaciones a los gestores para el establecimiento de procesos de tratamiento de residuos, especialmente de aquellos residuos que sean propios de los equipamientos deportivos como por ejemplo el reciclaje de material deportivo pesado (porterías, canastas, etc.) o de los pavimentos deportivos.
Por último, no debe de desdeñarse la ayuda que el deporte puede prestar al fomento de la movilidad sostenible. La reducción del uso del automóvil privado pasa, entre otras medidas, por favorecer la utilización de la bicicleta y los trayectos a pie. Ambas actividades tienen la consideración de práctica de actividad física y como tal pueden promoverse.
Eventos deportivos ecosostenibles. Los organizadores de acontecimientos deportivos deberían establecer objetivos medioambientales para que sus actividades sean sostenibles desde el punto de vista del medio ambiente. Con frecuencia nos encontramos con eventos deportivos de gran impacto que no cuentan con un protocolo de actuación en relación con el medio en el que se celebran: las pruebas ciclistas, las maratones populares y en general los grandes acontecimientos deportivos, tienen una enorme capacidad para generar residuos y pueden suponer una huella muy importante en el espacio rural o urbano que los acoge; por ello, es obligado exigir a sus promotores planes de actuación medioambiental. Al mejorar su credibilidad en asuntos medioambientales, las organizaciones responsables podrían abrir las puertas de una administración medioambiental que en ocasiones se muestra increíblemente exigente con las actividades deportivas en el medio natural.
Los eventos deportivos y actividades físicas que se desarrollan en espacios naturales (senderismo, orientación, piragüismo, BTT, etc.) pueden tener un gran valor como “herramientas” de concienciación social y como acciones en favor del respeto a la Naturaleza.
Con este conjunto de medidas, tanto las expuestas en el primer y segundo epígrafes, como en este, la Junta de Andalucía podría poner en marcha la redacción de un “Catalogo Verde” de las IIDD y eventos, en el que se recogieran medidas y recomendaciones tendentes a impulsar un modelo de desarrollo del Deporte Andaluz medioambientalmente sostenible.
Juan Luis Navarro