En la actualidad, la implantación en España de modelos de calidad -ISO, EFQM, UNE..- en el sector deportivo es insuficiente y pobre. La poca implantación existente se reduce en la mayoría de los casos, al sector de operadores de instalaciones deportivas, debido a su nivel de profesionalización, en comparación con el resto de agentes del sector. En algunos casos, dicha implantación ha sido consecuencia de una obligación legal, para la presentación de un concurso o la adjudicación de una subvención. Algunas de las principales causas de dicho “desierto” son la siguientes:
- Poca conciencia de la necesidad. La mayoría de órganos de dirección de los agentes del sector deportivo consideran que la implantación de modelos de dirección no les aportará una ventaja competitiva para el despliegue de su estrategia. En la mayoría de casos, tampoco existen la formación y el conocimiento para hacer una valoración objetivo de dicha necesidad y poder valorar realmente, el impacto en la organización.
- Visión a corto plazo. Estos mismos órganos de dirección tiene básicamente una visión a corto plazo, siendo complicado que apuesten por un proyecto a largo plazo, como es la implantación de una modelo de calidad. Es evidente, que la vida a 4 o 6 años de algunos órganos de dirección de entidades deportivas, dificulta aún más las apuestas a largo plazo.
- Poca madurez. Seguramente durante los últimos 10 años la gestión de las entidades deportivas ha mejorada considerablemente, pero a pesar de ello, debemos aún hablar de un sector poco madura en relación a su gestión operativa y su funcionamiento económico y financiero. Dicha realidad, hace aún más complicado aventurarse en la implantación de modelos de calidad en este tipo de organizaciones.
A continuación, me atrevo a “recetar” algunas medidas que podrían contribuir a aprobar en el futuro esta complicada asignatura.
- Empecemos a andar. Aunque sea despacio y con recursos limitados, es importante empezar a andar en esta dirección. A pesar de que inicialmente pueda parecer un reto inalcanzable, marquémonos pequeños hitos cada año, para darnos cuenta que cada vez tendremos el objetivo un poco más cerca. Ello también no ayudará a tomar consciencia que este es un camino que se empieza pero que nunca más acaba.
- Sensibilización y formación. Antes de empezar cualquier proyecto de implantación de modelos de calidad, la Dirección debe tener presente que el primer gasto operativa debe ir para la formación de los líderes o trabajadores implicados en dicho proyecto. La calidad es una asignatura complicada de aprobar y debemos prepararnos adecuadamente.
- Autoevaluación o evaluación externa. Ya sea a través de una autoevaluación o la realización de una evaluación externa de una empresa especializada, el primer paso que debe dar la organización es tener la osadía y atrevimiento de ponerse delante del espejo y evaluar su aspecto. La organización debe tomar conciencia de su posición -nivel de excelencia- antes de empezar este camino, pues ello le ayudará a dimensionar el esfuerzo futuro.
- Plan de Mejora. Si la organización ha sido capaz de evaluarse, el siguiente paso será consensuar internamente un Plan de Mejora que recoja las principales acciones enfocadas a solucionar todas las áreas de mejora que se hayan detectado en la evaluación. Este Plan debe también priorizar las acciones más urgentes, para realizar una planificación de acuerdo con la capacidad real de la organización, y de este modo tener un plan de actuación para empezar el camino.
- Empecemos a compararnos. La organización debe asumir que para mejorar, una de la principales clave del éxito es empezar una sistemática de comparación con los líderes del sector y con las entidades de similares características. Se debe perder el miedo de descubrir que no se es tan bueno como uno pensaba y objetivizar las debilidades de la organización.
- Ayuda externa. Aunque la ayuda de empresas o personas especializada en la implantación de modelos de calidad no es garantía de éxito, es evidente que hace el camino más llevadero. Su experiencia nos puede ser de gran ayuda y si orientamos debidamente el proyecto, su colaboración se debería limitar al despegue del proyecto y su seguimiento puntual.
Apuntadas algunas de las medidas que pueden ayudar a las organizaciones del sector deportivo a enfrentarse al reto de la implantación de modelos de calidad, me atrevo a predecir que la calidad y la excelencia, durante los próximos 10 años, se convertirán en un reto imprescindible y clave, para todas aquellas organizaciones deportivas que persigan satisfacer la necesidades y expectativas de sus grupos de interés.
Nestor Vilella