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Deporte y turismo, una relación de éxito

La importancia del deporte como factor básico en la motivación turística es un hecho incontestable, tanto es así que la Asociación Española de Profesionales del Turismo lo considera como elemento fundamental para el desarrollo de la industria del sector.

Desde la celebración de grandes acontecimientos deportivos, la atracción de los deportes en el medio natural o las pruebas de reto personal; hasta la actual tendencia de la demanda, por parte del consumidor, de practicar actividades físicas de su vida cotidiana (fitness, golf, tenis, pádel…) también en vacaciones; todo ello, supone un aumento del negocio turístico tanto por ocupación como por ingresos adicionales.

En lo que a nuestro país se refiere, no podemos perder de vista que España es un referente vacacional de primer orden, con una oferta fundamentada principalmente en el modelo de sol y playa pero que ya está posicionada en otras ofertas turísticas de manera muy señalada, entre ellas el Turismo activo.

El turismo activo se describe como “el conjunto de viajes de componente emocional, compuestos por actividades físico-deportivas-recreativas, que se desarrollan en el medio natural, exigen cierto grado de destreza, pero no implican competición”.

Un grupo creciente de visitantes se aleja del modelo vacacional y planifica su viaje con fines deportivos. El turismo activo supone ya, según algunos estudios, un cuarto de los ingresos de la industria turística a nivel mundial (Consejo Mundial del Viaje y el Turismo).

Según la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur). INE, fueron 9,7 millones de extranjeros los que en 2018 visitaron España para hacer deporte o acudir a algún evento, como un partido de fútbol o una carrera de MotoGP. El desembolso de los extranjeros en turismo activo en 2018 fue de 12.000 millones, mientas que los españoles solo gastaron 575,4 millones de euros hasta septiembre de 2018, apenas 50 millones más que el año pasado.

A pesar de ello, viajar para practicar o ver deporte es una opción que año a año atrae también a más españoles, aunque su grado de interés en este tipo de viajes aún dista mucho del que tienen los turistas extranjeros. Entre enero y septiembre de 2018, un total de 2,8 millones de residentes se desplazaron por el país por motivos deportivos, según los datos de la Encuesta de Turismo de Residentes (ETR).

Por su parte, en Andalucía, la Consejería de Turismo y Deporte (Plan Estratégico de Márketing 2020), señala que dentro de las tendencias de mercado para los próximos años destaca el auge de la combinación naturaleza – deporte – ocio: turismo activo. El 5,3% de los turistas que llegan desde todos los puntos de Europa a Andalucía toman el deporte como su principal razón para venir de vacaciones.

El turismo activo, tiene además otros valores que lo hacen un sector de negocio creciente en el conjunto de las motivaciones para viajar; se trata de una actividad que se asocia a un crecimiento sostenible con una incidencia muy directa en el tejido socioeconómico del entorno. Por otra parte, es una tendencia que ayuda a combatir la estacionalidad, punto débil de la industria turística española y andaluza.

Aun así, los datos son todavía manifiestamente mejorables y obligan a fomentar políticas que impulsen el turismo deportivo. El total de esos 2,8 millones de viajes que generaron hasta septiembre 575 millones de euros, dista mucho de otro tipo de viajes, como los de negocios, o lo que se realizan para visitar a familiares o amigos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta septiembre de 2018 se realizaron un total de 11,1 millones de viajes de negocios que movieron 3.096 millones de euros, mientras que las visitas a familiares o amigos empujaron a los españoles a realizar 50 millones de viajes con un gasto total de 5.500 millones de euros.

Deben de ser cada vez más las ciudades, municipios y comunidades autónomas que apuesten por una línea de promoción turística ligada al deporte, para ello se pueden hacer algunas recomendaciones para estructurar la oferta de turismo activo:

  • La valorización de los recursos de un destino turístico deportivo tiene que apoyarse en los agentes deportivos que favorezcan la práctica en el territorio (centros deportivos, clubes, asociaciones, servicios locales de deporte, etc.).
  • Además de los recursos medioambientales de un territorio y de las infraestructuras deportivas con las que cuente, su patrimonio, especialmente el natural, puede ser otra gran ventaja competitiva para determinadas propuestas turístico deportivas.
  • El diseño de infraestructuras deportivas para el turismo debe contemplar la utilización por parte de los practicantes locales y viceversa. Esta complementariedad facilitará la viabilidad económica y social de las mismas
  • Las ofertas de actividades deportivas combinadas: bien porque un destino ofrece varias modalidades que practicar, o bien porque la propia actividad ya incluye distintas modalidades, aportan calidad y competitividad a la oferta.
  • Adaptar las actividades deportivas a las distintas estaciones climatológicas u organizar actividades específicas para cada estación es un importante valor añadido para desestacionalizar los destinos.
  • Las políticas públicas de promoción y difusión de un destino son de gran importancia para las estrategias de asociación de un destino y las actividades deportivas que ofrece.
  • Las emociones y las vivencias están en el centro de las motivaciones del turista deportivo, por ello, los mensajes sobre las ofertas de actividad tienen que saber incorporar esas referencias.
  • Se puede observar una complementariedad entre las actividades deportivas y las prácticas relacionadas con la salud y el bienestar.
  • La utilización de innovaciones materiales y tecnológicas que complementen las actividades aporta valor añadido y refuerza la imagen vanguardista de muchas de estas prácticas deportivas.
  • La celebración de eventos deportivos, de las modalidades que se pueden practicar en el destino, retroalimenta a éste y lo consolida entre los potenciales visitantes.
  • Muchas de las actividades que conforman la base de los destinos turístico-deportivos entrañan un riesgo, la forma en que se aborda esta variable y las medidas que se adoptan para minimizarlo son determinantes para generar confianza y atraer al turista.
  • La asociación de distintas comarcas o territorios se muestra como una oportunidad para diseñar productos turístico-deportivos de interés, especialmente cuando se trata de conformar propuestas que aumenten los días de estancia.
  • Las marcas de referencia, incluso los tópicos que identifican un país o un territorio pueden ser una ventaja competitiva para articular una oferta turístico-deportiva.
  • Las propuestas de actividad física pueden asociarse con otro tipo de actividades de índole cultural, medioambiental e incluso social. Se han identificado destinos que ofertan deporte y servicios a la comunidad.
  • Las ciudades con gran atracción turística están ofreciendo actividades turístico-deportivas en sus entornos cercanos
  • La imagen y el prestigio de un destino puede verse reforzada por un deporte que se asocie a ella.
  • Así mismo, la imagen de un destino como punto de referencia de un deporte puede ser una oportunidad para ofrecer otros deportes en torno a ese destino.

 

Juan Luis Navarro Imberlón